El Capitalismo es una conducta humana, decíamos en nuestra Carta anterior. De la misma manera, entendemos que la Ciencia también es una conducta humana.
Los epistemólogos conciben “la comprensión del proceso de la ciencia, como un hecho de la cultura”. La cultura occidental, al imponer su sistema de valores, se ha apropiado del vocablo “ciencia” y le ha dado su propio significado.
La ciencia tiene como finalidad producir conocimientos por los conocimientos mismos y por sus consecuencias prácticas. Juan Samaja nos hace ver que la ciencia también tiene como propósito contribuir “a los procesos de estabilidad ideológica y, consecuentemente política, de las sociedades humanas”.
Una ciencia, producto de una determinada manera de ver el mundo, busca producir conocimientos cuyas aplicaciones sean coherentes con los valores que sustenta. “Hoy el objetivo de la ciencia es casi sinónimo de dominio y control sobre la naturaleza y está estrechamente ligado a la tecnología”, afirma el prestigioso científico Fritjof Capra.
James Lovelock, es un claro exponente de la ciencia al servicio del modelo civilizatorio actual. Lovelock junto a Lynn Margulis son quienes han propuesto la Teoría Gaia, que concibe al Planeta Tierra en su conjunto, como un solo ser vivo con capacidad de autorregularse.
En su libro “La venganza de la Tierra”, describe contundentemente el daño en la salud de Gaia. Considera que el calentamiento global está causado principalmente por el empleo de combustibles de origen fósil y la destrucción de los hábitats naturales.
Afirma que “lo que está en juego no es la supervivencia de la especie humana sino la supervivencia de la civilización” y que a pesar de lo que perjudicamos al Planeta, “la civilización nos redime y nos convierte en un bien valioso para la Tierra”.
Se define como médico de Gaia y desde ese lugar receta la energía nuclear. Considera que la misma “es simplemente el medicamento que nos proporcionará una fuente segura y constante de electricidad para que las luces de la civilización sigan encendidas” ya que “la civilización se derrumbará si abandonamos la tecnología”.
A Lovelock le preocupa que falte la energía, ¿Por qué Lovelock no propone energías no contaminantes como la solar o la eólica? A su criterio estas fuentes no pueden, con su desarrollo actual, sostener el modelo civilizatorio. Aspira a que a largo plazo “la energía alimentada por el sol y las energías renovables estén disponibles”. Pero en tanto, insiste en que la energía nuclear “causa perjuicios mínimos a escala global”. No aclara los perjuicios en el ecosistema local.
Es muy evidente que se trata de una ciencia al servicio de “las luces de la civilización”.
. Capra expresa el anhelo de ver “una ciencia en la que los científicos cooperen con la naturaleza y busquen el conocimiento para aprender sobre fenómenos naturales y ser capaces de `seguir el orden natural y el fluir de la corriente del Tao´ como dicen los sabios chinos”.
Esa ciencia que anhela Capra tendrá que surgir de otra cultura que vea al mundo de una manera diferente. Una cultura de la cual emerja otro modelo civilizatorio.
Hasta la Victoria de la Vida Siempre!!
Julio Monsalvo
Si bien Lovelock es el verdadero iniciador de la ecolog, ía luego de su libro GAIA (1974), tiene poca simpatía por los movimientos que invocan esa denominación, para sí.Segúnél, los ecologistas se equivocan de combate, dedicándose a atacar las alteraciones más superficiales del madio ambiente, como por ejemplo la polución. Segun Lovelock la polucion es un fenómeno NATURAL que NO perturba la armonía universal. Los ecologistas consideran lo nuclear como demoníaco, siendo en realidad una energía natural. El universo está integramente recorrido por explosiones nucleares. Cada estrella es un reactor. Sostiene Lovelock que las centrales nucleares no hacen mas que reproducir fenómenos naturales. Considera que el medio ambiente está mejor protegido en las sociedades industriales que en las economías primitivas. Sigue Lovelock: «el clima de nuestro planeta, desde sus orígenes, no ha sido favorable para la vida. En fin, muchos ecologistas se sorprenderían si conocieran a fondo el pensamiento de james Lovelock.
Eduardo vazquez