No debemos confundir el gran entusiasmo por lo que uno hace con el dragón del dogma.
Este ultimo en vez de ofrecernos una estructura contenedora, nos encarcela y limita. Nos retiene entre los barrotes de la rigidez mental donde lo nuevo y lo diferente no cabe.
Se pierde de esta manera la capacidad de crear y se asume lo inculcado por “la autoridad” como única verdad.
Generalmente uno va incorporando aspectos y enseñanzas de quienes consideramos referentes, pero la clave está en hacer con ello mi síntesis propia al sumarlo con lo que vengo siendo y haciendo.
Bueno, este tema da para hablar y reflexionar mucho, los invito a que sumen sus sentipensares asi redondeamos la idea. Yo iré haciendo lo propio durante un mes, hasta que aparezca el próximo dragón!!
Un gran abrazo
Andrés
Hola Andrés, me atrevo a inaugurar los comentarios sobre el “Primer Dragón: el Dogma”. Como estudiante de ciencias, entiendo que la mayor dificultad para la ciencia es justamente la tarea de trabajar con dogmas. No es tarea sencilla desarrollarse en base a verdades absolutas e incuestionables, puesto que limitan el crecimiento del conocimiento y la veracidad de los resultados. Toda y cualquier aceptación del dogma tiende a estancarnos, a dejarnos inmóviles, no solamente frente a los sucesos científicos, sino también ante la observación de la vida misma.
Cuando nos enfrentamos a los dogmas, es decir, al sistema, nos enfrentamos también al desconocimiento, pero al mismo tiempo, también nos enfrentamos a la ilusión del conocimiento. Es decir, eso puede pasarnos cuando, mediante la experimentación obtenemos resultados favorables a las respuestas que buscamos y nos dejamos inducir a pensar que son definitivos, irrefutables.
La ciencia tiene naturalmente un carácter dinámico, y por eso mismo acelera contra todos los dogmas, pero necesariamente trabaja con ellos. El desarrollo de las ciencias ha dado respuesta a un sinfín de preguntas y ha solucionado innumerables incógnitas, al mismo tiempo que se ha enfrentado a la estrechez mental de muchos y al poderío de la Iglesia, que quemó en la hoguera a unos cuantos. En su caminar, la ciencia ha derrocado dogmas pero ha creado otros.
Cuando nos enfrentamos a una situación problemática, cuando la respuesta esperable frente a una condición y su tratamiento es incompleta o no favorable, habitualmente se tiende a encuadrar a rajatabla, sin pesar otras variables que estén interfiriendo en la respuesta.
Con cierto pesar, recuerdo a un docente que en el primer año de la carrera de Medicina nos dijo: “el paciente obeso miente, se queja porque no pierde peso pero no deja de comer” y “el paciente diabético descompensado miente, seguramente no se ajustó al tratamiento higiénico-dietético prescrito, o no usó la medicación”, “el paciente hipertenso…” Nos dejó la idea de que cuando los pacientes no responden al tratamiento como el médico espera, la responsabilidad siempre es del paciente, a su situación emocional, a su condición genética o a su voluntad. Y si, el paciente siempre es quien tiene la responsabilidad sobre su salud y sobre su enfermedad, pero la búsqueda de los motivos por los que no responde como “debería”, y a nuevas alternativas terapéuticas y farmacológicas, es lo que distingue a los buenos médicos, de los otros. (Y si hubiera dicho “el paciente asmático…” seguramente lo hubiera cuestionado insitu).
Me parece que una postura menos arrogante y más humilde en cuanto a los conceptos que manejamos, aceptar nuevas evidencias con posturas menos rígidas, nos permitirá avanzar tanto en lo personal como en lo colectivo, que recaerá finalmente en el bienestar social. Como lo dijo Albert Einstein: “La mente que se abre a una nueva idea nunca volverá a su tamaño original”. Es cuestión de abrirse la cabeza, de ultrapasar ideas y conceptos, adquiridos o propios, para comprender y abrir nuevas puertas, que a su vez harán caer otras verdades absolutas.
Ana
A ver:Estos años me hicieron pensar mucho,diria demasiado!!.A la conclucion que actualmente llegue es la siguiente:El problema de la ciencia esta en verla desde la ciencia.Y me queda dando vueltas una idea desde hace tiempo:Acaso no somos la continuidad de magos y alquimistas?en algun punto perdimos el rumbo.
Roberto.